Mis consejos:

 Crea un rincón donde puedas meditar

(tranquilo y que te ayude a aislarte del mundo)

 

Siéntate cómodamente en la postura que más te convenga

(por ejemplo, sentado en una silla, con las piernas cruzadas en un zafu o en el suelo, tumbado en una cama, etc.)

 

Cierra los ojos o fija une punto

 

Respira profundamente por el vientre

 

Mantenga la espalda recta

(apoyándote en los abdominales para no romper la espalda)

 

Destierra la vocecita que te impide meditar

(por ejemplo: sintiendo todo el cuerpo, apoyando las manos en las rodillas, diciendo «shh» en voz alta suave y tranquilamente, concentrándose en la respiración, etc.)

 

 Acepta el bienestar y la ligereza que sentirás

 

Medita con regularidad
(al menos una vez a la semana para obtener buenos resultados, muchos beneficios y meditaciones más profundas con el tiempo)

 

Ponte un aroma que te ayude a meditar
(incienso o mezcla de aceite essencial)

 

Toma una piedra de tu elección según tu instinto
(método de litoterapia)

 

 Ten una vela consagrada que enciendes para cada meditación

 

Imagínate rodeado de una esfera de luz

(una esfera que nadie puede destruir, conectado al núcleo de la Tierra y a lo más profundo del universo, y del universo por un hilo que te atraviesa, siguiendo los chakras, por la columna vertebral)

​

Y tú, por supuesto !

 

Como ves, no hace falta mucho para meditar.

Pero se necesita voluntad para hacerlo.

 

El estado después de una buena meditación es que terminas totalmente relajado y tranquilo, con una nueva visión (una forma diferente de ver y pensar sobre las cosas que te rodean).

Si no te sientes así, inténtalo de nuevo, ¡llegará con el tiempo!

No te desanimes, todos somos capaces de hacerlo.

Cuanto más te sueltes, más fácil te resultará.